Sistema de salud universal: ¿será peor el remedio?
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Señora Directora:
Se ha dicho que la existencia de un sistema privado de salud -Isapres- es una enfermedad para el sistema de salud.
En esa línea, la Convención Constitucional aprobó un Sistema Nacional de Salud universal, público e integrado, poniendo fin al sistema privado. Así, millones de cotizantes de Isapres se sumarán al sistema público, que podría colapsar. En tal caso, ¿cómo se afectarían las expectativas de quienes confían en que una Nueva Constitución solucionará los problemas ligados a la prestación de salud?
Si esas expectativas se lesionan porque el sistema no da abasto frente a una alta demanda, ante listas de espera ya existentes que se duplican, etc., no sería extraño ver la judicialización de las necesidades de salud en contra del Estado para que provea lo que la Nueva Constitución mandata. Por esa vía el Estado podría verse compelido a cumplir y así se lograría evadir la espera para acceder a los garantizados servicios de salud.
De resultar ese método, por efectivo se haría conocido y por conocido, popular. Lloverían requerimientos judiciales contra el Estado y, naturalmente, tendríamos ya no solo un atochado sistema de salud, sino que el sistema judicial se vería aún más exigido que lo que está hoy. De tal forma no sólo se podrían lesionar las expectativas de salud, sino también las de administración de justicia.
De aprobarse la Nueva Constitución, su implementación deberá ser muy cuidadosa para que no tengamos un remedio peor que la enfermedad.
Andrés Del Real V.
Abogado de litigios y arbitrajes, Arteaga Gorziglia